El hipoclorito de sodio - NaClO, se obtiene mediante cloración de una solución acuosa de hidróxido de sodio (NaOH) con cloro molecular (Cl2) o mediante electrólisis de una solución de cloruro de sodio (NaCl).
Según los fines de la cloración, los métodos existentes de tratamiento del agua con cloro u otros agentes clorados que contengan cloro activo se pueden agrupar en dos grupos principales:
La precloración del agua se utiliza con mayor frecuencia como una herramienta que mejora algunos procesos de purificación del agua (por ejemplo, la coagulación y la eliminación de hierro), así como una forma eficaz de neutralizar algunos compuestos tóxicos en el tratamiento de aguas residuales. Al mismo tiempo, el exceso de cloro se gasta en la oxidación de diversas impurezas del agua, es absorbido por escamas de coagulantes, oxida microorganismos capaces de inmovilizarse y desarrollarse en la superficie de equipos y tuberías, así como en el espesor de la carga del filtro, etc. Como regla general, durante la precloración se utilizan grandes dosis de cloro, y en esta etapa no hay decloración del agua, ya que el exceso de cloro generalmente se elimina por completo en otras etapas del proceso de purificación del agua.
La cloración final del agua (postcloración) es un proceso de desinfección del agua que se lleva a cabo después de todos los demás métodos de tratamiento y es, por tanto, la etapa final de la depuración del agua. Si el agua no se somete a ningún otro tratamiento que no sea la desinfección, entonces en este caso será postcloración.
La poscloración se puede realizar tanto con pequeñas dosis de cloro (cloración normal) como con dosis aumentadas (sobrecloración). Si al utilizar cloración se utilizan otros desinfectantes juntos, se denomina cloración combinada.