La bomba de levas es un tipo de bomba de desplazamiento positivo muy utilizada en diversas industrias, como la alimentaria, la farmacéutica, la química y la cosmética. El principio de su funcionamiento se basa en el movimiento del fluido por medio de dos levas giratorias, que están sincronizadas y crean cambios volumétricos que garantizan un flujo continuo del medio de trabajo. Estas bombas presentan una serie de ventajas: son fáciles de manejar, capaces de bombear líquidos de alta viscosidad y no dañan la estructura del material bombeado.
La bomba consta de una carcasa, dos levas (rotores), un eje de transmisión, juntas y engranajes de sincronización. Las levas tienen una forma especial para crear zonas de captura y movimiento del fluido dentro de la cámara de la bomba. Suelen estar fabricadas con materiales fuertes y resistentes a la corrosión (por ejemplo, acero inoxidable), lo que garantiza la fiabilidad y durabilidad del dispositivo incluso cuando se trabaja con sustancias agresivas o abrasivas.
El funcionamiento de una bomba de levas comienza con la rotación del eje de transmisión, que acciona las levas mediante engranajes de sincronización. Las levas giran en sentidos opuestos pero no se tocan entre sí. Al girar, crean zonas sucesivas de expansión y contracción en la cámara de la bomba.
Las bombas de levas son muy demandadas en aplicaciones que requieren un movimiento suave y un impacto mínimo en la estructura del líquido. En la industria alimentaria, se utilizan para bombear productos como yogures, mermeladas, cremas y jarabes. En la industria farmacéutica, se utilizan para trasvasar suspensiones y diversos fármacos que requieren una manipulación suave. En la industria química, se utilizan para bombear líquidos viscosos como aceites, resinas y geles.
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